JULIO ZABRE

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El Fotógrafo de la Muerte

Cuando la Nota roja se vuelve arte.

Creo que son pocas las personas que gustan de consumir los diarios de nota roja y las publicaciones que muestran gráficamente las tragedias cotidianas. Muchos no lo aceptamos pero cuando pasamos cerca de algún accidente la situación nos provoca curiosidad, necesitad por ver más a detalle.

Ciudad de México, Hotel Regis en el terremoto del 19 de septiembre de 1985.

Enrique Metinides inicio su carrera en la ciudad de México en la década de los cuarenta cuando su padre le regalo su primer cámara y una bolsa llena de rollos de film fotográfico. Que habrá llevado Enrique a interesarse por fotografiar los autos siniestrados y delincuentes recién capturados? Posiblemente fue su gusto por las películas de gánsteres. Cualquiera que fuera la razón Enrique se abrió paso por su cuenta en el mundo de la fotografía periodística y la nota roja. Publicó su primera fotografía a los once años de edad y a los trece comenzó a trabajar para el periódico La Prensa, fe apodado “El Niño”.

A lo largo de su carrera de 50 años ha fotografiado miles de tragedias donde en la mayoría de los casos la sangre, los fierros retorcidos y pérdida de vidas protagoniza el encuadre.


-"Si pudiera juntar toda la gente muerta que he retratado creo que se haría una pila tan alta como el Popocatépetl”. dice Enrique. “No tienes idea de cuantos siniestros como estos hay todos los días. Antes el policía, el bombero eran nuestros compañeros, nuestros amigos. Hoy todo es diferente, te agreden, te empujan, procuran esconder lo que sucedió". -

Los Mirones - Enrique Metinides

Por duro que pueda parecer su comentario, las fotografías de Enrique nos ofrecen una perspectiva diferente de una tragedia. Tal vez la sangre y el contenido gráfico de un accidente sea lo que más vende, pero sus fotografías nos muestran algo más. El captaba el rostro de la gente, aglomerada alrededor de los muertos y el fuego. Sus imágenes más allá de enfocarse en la muerte, muestran la perspectiva del mirón adentrándonos en la escena como si fuéramos uno más de ellos. Rostros atónitos se empapan del furor de la escena mientras el llanto y los lamentos se esparcen entre la multitud.

Tal vez sea difícil reconocer el sentido artístico que estas imágenes ofrecen, pero el arte se trata de eso, de narrar de una forma única las situaciones cotidianas. La muerte es más cotidiana de lo que nos gusta aceptar.

Una joven mujer llora al lado del cuerpo de su prometido tras ser apuñalado por un par de delincuentes.

http://www.enriquemetinides.com/